viernes, 2 de noviembre de 2012

Reflexiones e Ideas - Revelaciones y pruebas - Elizabeth Anderson

Cada año, al mirar los puestos religiosos de la feria de las artes de Ann Arbor, me sorprende que dentro haya gente convencida de sus propias revelaciones y milagros, pero a la que en su mayoría no le duelen prendas en despreciar las revelaciones y los milagros de otras fes. Para un cristiano, judío o musulmán medio, no hay nada tan obvio como que los fundadores y profetas de otras religiones, como Joseph Smith, el reverendo Moon, Mary Baker Eddy y L. Ron Hubbard, engañaban o se engañaban, que sus presuntos milagros o sanaciones son trucos para un público crédulo (cuando no algo más grave, como magia negra), que sus profecías son falsas, y que su metafísica es absurda. Para mí, no hay nada tan obvio como que las pruebas aducidas en defensa del cristianismo, el judaismo y el islam son exactamente del mismo tipo y calidad que las que se mencionan en apoyo de aquellas otras religiones, tan despreciadas. Es más: no se diferencian en nada de las pruebas en favor de Zeus, Baal, Thor y otros dioses abandonados hace tiempo, y a los que actualmente casi todo el mundo considera ridículos.

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