...El ego, en realidad, no es más que una etiqueta, como un aditivo que se aplica a unas estructuras mentales y a otras no, y esta “etiqueta del ego” no se aplica a las experiencias profundas, de modo que se pierde toda sensación de volición o de control...¿Quiere eso decir que la personalidad no es más que una ilusión? ¿Qué en realidad no existe ningún “yo”? Está bastante claro. Obviamente, la idea de personalidad es un poderoso mecanismo de supervivencia. Es absolutamente necesaria. Y a la vez, nos ayuda a conservar una forma de ser constante, mantiene equilibrada nuestra conciencia. Pero sólo se aplica a ciertos estados mentales en torno al umbral cotidiano, mientras que nuestra mente, en realidad, no es más que un complejo de estructuras diferentes y coexistentes...
...¿qué es la mente? ¿la generamos en nuestro cerebro, o simplemente la transmitimos? Si es cierta la segunda posibilidad, y simplemente transmitimos, entonces somos todos receptores o moduladores inmersos en un océano de conciencia. En el mismo océano...
...¿Y si todos fuéramos, en realidad, robots pensantes muy avanzados, o fuésemos usados como tales?; aparentemente libres de hacer lo que queremos la mayor parte del tiempo, pero a la vez utilizados con propósitos completamente distintos. ¿Y si no fuéramos más que células de algo más grande, de un conjunto con un sentido y una ética propios?...
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